La anemia es una enfermedad común en el Perú, especialmente entre la población infantil y femenina en edad reproductiva. La anemia ferropénica se caracteriza por una falta de hierro en la sangre, lo que conlleva una reducción de la cantidad de glóbulos rojos y, por lo tanto, a una disminución de la capacidad del cuerpo para transportar oxígeno desde los pulmones hacia los diversos órganos y tejidos.
La anemia puede ser una enfermedad difícil de percibir en sus primeras etapas. Sin embargo, a medida que el cuerpo pierde las reservas de hierro, los signos y síntomas de la anemia se intensifican y provocan cansancio, palidez, irritabilidad, mareos, pérdida de apetito y fatiga.
Si esta no es tratada a tiempo, puede tener consecuencias graves como: mayor riesgo de parto prematuro y niños con bajo peso al nacer, aumento de mortalidad materna por hemorragia, mayor riesgo de contraer infecciones y disminución de productividad laboral y académica para el adulto y el niño respectivamente.
En el Perú, la anemia es causada principalmente por una dieta deficiente alimentos que sean fuentes de hierro y una falta de acceso a servicios de salud de calidad, lo que trae consigo infecciones que inhiben la absorción de este nutriente. Muchas personas en el Perú, especialmente en áreas rurales, no tienen acceso a alimentos ricos en hierro o carecen de conocimientos respecto al tema. Además, el acceso a servicios de salud de calidad es limitado, lo que dificulta el diagnóstico y tratamiento de la anemia.
Según el Ministerio de Salud del Perú, el 49% de las niñas y niños menores de 5 años que viven en áreas rurales sufren de anemia. En el área urbana el porcentaje es de 37%. Además, el 57% de las mujeres en edad reproductiva sufren de esta enfermedad. Estos porcentajes son alarmantemente altos y reflejan la necesidad de mejorar el acceso a servicios de salud y alimentos nutritivos en el Perú.
Para abordar el problema de la anemia en el Perú, es necesario implementar programas de fortificación de alimentos y promover la educación nutricional. También es importante mejorar el acceso a servicios de salud de calidad y desarrollar campañas de sensibilización para promover la detección temprana y el tratamiento de la anemia.
El hierro no hemínico (hierro vegetal) se encuentra en alimentos de origen vegetal como legumbres, cereales fortificados y en algunas nueces y vegetales. Debido a que se encuentra en una variedad de alimentos, estos pueden ayudar a cumplir con sus requerimientos diarios sin necesidad de consumir alimentos de origen animal.
El hierro vegetal es beneficioso para las personas que tienen problemas absorbiendo el hierro hemínico (hierro animal). Por ejemplo, las personas con síndrome de intestino irritable tienen problemas para absorber el hierro animal, pero pueden cumplir su requerimiento diario a través del hierro vegetal.
El hierro hemínico (origen animal) puede incrementar el riesgo de enfermedades cardiovasculares al promover la formación de moléculas dañinas llamadas especies reactivas de oxígeno (ROS)
Consumir mucho hierro animal puede llevar a una sobredosis de hierro, lo que puede causar daño a órganos como el hígado, corazón y el páncreas. Además, incrementa el riesgo de cáncer de colon y pulmón.
Por último, el hierro animal interfiere con la absorción de hierro vegetal, lo que es importante considerar planificar los alimentos a utilizar para satisfacer los requerimientos diarios de hierro.
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